García Mera podría hacer suyos los versos de Sophia de Mello Breyner Andresen: Escrevo para entender a mim mesmo. De raíz meditativa, su poesía atiende a la humildad y la lentitud. Sus versos se inspiran en la naturaleza y, desde la contemplación, construye metáforas cargadas de belleza y verdad: «El poema es una majada /donde se refugia el sol de los rebaños». Es alguien a la busca de «un mundo limpio», el que se atisba a través de este lenguaje deliberadamente intemporal, de resonancias clásicas, que indaga en el «misterio de lo humano». «Para evitar la demasía de las palabras / vivo adentro», precisa. Aspira a «Quedarse en uno mismo, / sentarse ante la mesa / que el silencio dispone». Introspectivos y lúcidos («Somos Ícaros abrasados por el idioma de la luz»), gracias a un ritmo que revela su formación musical, estos fragmentos de un único, extenso poema, se ajustan a lo expresado por la poeta portuguesa: Digo para ver.