Los vientos han cambiado y solo traen hambre y hielo. En un inviernoque no acaba, las ventiscas braman los nombres de los
diosesantiguos, de los gigantes y de las montañas.
Hay un nombre quetambién se escucha entre todos ellos, y es el de ZiliaQuebrantahuesos.
¿Será oída la llamada?
Zilia, después deaceptar su destino como Baterou -guardianes de los bosques y de losseres que los habitan-, debe enfrentarse a un temible enemigo con laúnica ayuda de un viejo loco. O eso cree ella.