El día que casi muero no solté ni una lágrima
-se habrían congelado en mi cara-.
Ese día aprendí lo que era
una primavera en Finlandia.
He vivido en este libro veinte vidas: la de dos chicos que se van casi casi al fin del mundo a crecer; la
de un padre, una madre, la de una familia que espera en tierra; la del miedo al abandono; y un duende
que habita en una sauna; una mujer a la que aún no conocías, y aun así ahora vive dentro; y una amiga
que se ha acostumbrado a la ausencia [y a la marcha].
En este libro he vivido: veintitrés inviernos y medio; y medio millón de tormentas.