El fenómeno de la globalización nos acerca más, pero no nos hace máshermanos. Los cristianos estamos inmersos, como los demás, en elproceso del desarrollo humano, con sus luces y sus sombras. Y tenemosel derecho y el deber de ofrecer desde la fe nuestra interpretaciónsobre cómo debe llevarse a cabo; como proposición, en actitud debúsqueda y en diálogo con los demás. Jesús Espeja reflexiona en estelibro sobre la economía, sus efectos más inhumanos, y las necesidadeséticas que plantea. Para sugerir finalmente claves desde la fecristiana para un desarrollo humano integral. Porque «fuera del empeño histórico por la fraternidad no hay salvación».